lunes, 13 de agosto de 2012
Si no puedes con tu enemigo...
Como pudo saber, aquel amable policia, que, en el fondo, eramos cicloturistas y que habiamos maldecido, una y un millon de veces, las malditas motocicletas que todo lo inundan, todo lo atropellan?
Como pudo, en un gesto de innegable justicia, olvidar toda compasion -o casi toda, al fin y al cabo, nos redujo la multa de 300.000 a 100.000 rupias- que seguramente sintio, para acometer la desagradable tarea, al vernos hacer un giro prohibido, de pararnos, meternos en el chiringuito, echarnos la charleta, menear la cabeza lastimeramente y vengar, de ese modo, la afrenta hecha al Dios Suzuki?
Ni transformados por los cascos pasamos desapercibidos para este vengativo dios del asfalto. "Los acasos deben pagar", habia sentenciado, y pronto se expandio la noticia por toda Bali.
Y los acasos pagaron.
Pero luego marcharon, raudos, a Ubud, donde les esperaba, sin que ellos lo supieran, un grupo divertido de japonesitas, un templo excavado en una roca y un magnifico teatro balines que hicieron las delicias de ese intenso dia en el que, transformados en motoristas, zumbaron, zium, zium, zium, de aqui para alla como buenos indonesios.
Como pudo, en un gesto de innegable justicia, olvidar toda compasion -o casi toda, al fin y al cabo, nos redujo la multa de 300.000 a 100.000 rupias- que seguramente sintio, para acometer la desagradable tarea, al vernos hacer un giro prohibido, de pararnos, meternos en el chiringuito, echarnos la charleta, menear la cabeza lastimeramente y vengar, de ese modo, la afrenta hecha al Dios Suzuki?
Ni transformados por los cascos pasamos desapercibidos para este vengativo dios del asfalto. "Los acasos deben pagar", habia sentenciado, y pronto se expandio la noticia por toda Bali.
Y los acasos pagaron.
Pero luego marcharon, raudos, a Ubud, donde les esperaba, sin que ellos lo supieran, un grupo divertido de japonesitas, un templo excavado en una roca y un magnifico teatro balines que hicieron las delicias de ese intenso dia en el que, transformados en motoristas, zumbaron, zium, zium, zium, de aqui para alla como buenos indonesios.
Donde los Dioses duermen
Existen multitud de lugares donde los humanos les rezan a sus dioses. Algunos son grandes, otros minusculos, unos publicos, otros privados. Multitud de ellos son inmensas obras de una belleza arquitectonica indiscutible, otros, sin embargo, se presentan como espacios sencillos, puros en su esencia y cargados de sobria espiritualidad. En muchos de ellos puedes ver representados a los dioses del modo en que los seres humanos los imaginan mientras que, en otros, esta prohibido mostrar cuerpo alguno y solo dibujos geometricos cautivan la mirada.
Al pie de la carretera o en reconditos parajes naturales, entre los edificios o frente a playas, por todas partes del planeta los humanos se sientan en estos templos y, bien sea en silencio o mediante sus caracteristicos rezos o cantos, les piden a sus dioses fortuna, salud, consejo, ayuda...
Los dioses, si observamos el mundo en que vivimos, duermen. Han optado por no intervenir en nuestros asuntos. Desde mi punto de vista, una vez que fuimos creados, pensaron: "Entre otras cosas, os hemos otorgado el don del raciocinio, y el inigualable regalo del amor en vuestros corazones. Ahora sois vosotros los responsables de vuestros actos. A ver que haceis con ellos." Quizas no se pusieran a dormir. Quizas sigan observandonos, curiosos, no lo se. Quizas esten preguntandose por que, tambien, nos regalaron el odio, la rabia, los celos...
En Indonesia conviven seis grandes religiones: Islamismo, Catolicismo, Protestantismo, Hinduismo, Budismo y Confucionismo, ademas de contemplar aun un numeroso grupo de etnias que practican al Animismo. El dictador Suharto mantuvo a raya las tensiones que pudieran derivarse de esta estrecha convivencia pero, cuando el murio, en 1998, los problemas entre musulmanes y cristianos explotaron y miles de personas murieron. Incluso durante el periodo de mandato de Suharto, la poblacion china fue atacada en varios ciclos de violencia. Indonesia es el pais del mundo con mayor numero de musulmanes y seria erroneo pensar que han resuelto sus diferencias pues, en febrero de 2011, varias iglesias cristianas fueron saqueadas e incendiadas por grupos islamicos. Tambien un grupo islamista minoritario, Ahmadiyah, ha sufrido ataques recientemente...
Existen multitud de lugares donde los humanos les rezan a sus dioses. Quizas fuera mejor, desde mi punto de vista, que empezasen a rezarse a ellos mismos y a pedirse, tambien a ellos mismos, transformarse, quererse, respetarse y vivir en paz con el resto de seres humanos.
Otro mundo seria este.
Uno donde puede que no fuese necesario inventarse dioses a los que rezar, y donde solo hubiese un templo en cada lugar del planeta: el de la concordia.
Al pie de la carretera o en reconditos parajes naturales, entre los edificios o frente a playas, por todas partes del planeta los humanos se sientan en estos templos y, bien sea en silencio o mediante sus caracteristicos rezos o cantos, les piden a sus dioses fortuna, salud, consejo, ayuda...
Los dioses, si observamos el mundo en que vivimos, duermen. Han optado por no intervenir en nuestros asuntos. Desde mi punto de vista, una vez que fuimos creados, pensaron: "Entre otras cosas, os hemos otorgado el don del raciocinio, y el inigualable regalo del amor en vuestros corazones. Ahora sois vosotros los responsables de vuestros actos. A ver que haceis con ellos." Quizas no se pusieran a dormir. Quizas sigan observandonos, curiosos, no lo se. Quizas esten preguntandose por que, tambien, nos regalaron el odio, la rabia, los celos...
En Indonesia conviven seis grandes religiones: Islamismo, Catolicismo, Protestantismo, Hinduismo, Budismo y Confucionismo, ademas de contemplar aun un numeroso grupo de etnias que practican al Animismo. El dictador Suharto mantuvo a raya las tensiones que pudieran derivarse de esta estrecha convivencia pero, cuando el murio, en 1998, los problemas entre musulmanes y cristianos explotaron y miles de personas murieron. Incluso durante el periodo de mandato de Suharto, la poblacion china fue atacada en varios ciclos de violencia. Indonesia es el pais del mundo con mayor numero de musulmanes y seria erroneo pensar que han resuelto sus diferencias pues, en febrero de 2011, varias iglesias cristianas fueron saqueadas e incendiadas por grupos islamicos. Tambien un grupo islamista minoritario, Ahmadiyah, ha sufrido ataques recientemente...
Existen multitud de lugares donde los humanos les rezan a sus dioses. Quizas fuera mejor, desde mi punto de vista, que empezasen a rezarse a ellos mismos y a pedirse, tambien a ellos mismos, transformarse, quererse, respetarse y vivir en paz con el resto de seres humanos.
Otro mundo seria este.
Uno donde puede que no fuese necesario inventarse dioses a los que rezar, y donde solo hubiese un templo en cada lugar del planeta: el de la concordia.
Tierra, agua, aire, fuego
Sentados en la playa de Bingin, en Bali, mientras el sol se desangra en el horizonte, meditamos en silencio. El aire es fresco, balsamo para nuestras mejillas tostadas. Las olas mueren, y renacen, una y otra vez, a unos metros de nosotros. La mente se revuelve traviesa, indomita, ante la propuesta de paz que se le ofrece. Mis sentidos se ralentizan. Bajo las rodillas, el calor que la arena ha acumulado a lo largo del dia. La espalda recta y el cabello acariciado por la brisa. Espuma. Nubes que se oscurecen e incendian a la par alli, donde el mundo deja de ser mundo. En el silencio tumultuoso de pensamientos que se revuelven como serpientes inquietas, un sonido sospechoso a nuestro lado que nos obliga a abrir los ojos. Un amigo ha decidido compartir con nosotros la experiencia.
Nuevo record: Segunda Lonely Planet perdida!
Es lo que tiene ser un campeon, que nunca se sabe cuando, sacando fuerzas donde parecia que ya todo estaba perdido, va a producirse una remontada que dejara boquiabirertos a propios y extranios.
En la noche del 9 de agosto de 2012, Hermes, el antanio conocido como Principe de las Moscas, desafiando todo pronostico, con cara compungida y alforjas desangradas, revueltas, descuartizadas una y otra vez, tendidas sus visceras sin vida ya sobre la cama del hostal, anuncio su nueva proeza: habia vuelto a perder la Lonely Planet. Como lo oyen. La misma que habia comprado en Yakarta -tras remover no Roma con Santiago sino Bali con Sumatra para encontrarla- y que sustituia a la abandonada en el avion que nos trajo a Indonesia (comprada por su hermana en Mexico y llevada posteriormente a Espania).
Habiendo tenido a buen recaudo la segunda Lonely con ojos vigilantes y manos cautas, durante todo el mes, en una de mis alforjas delanteras, el rapido P. de las M. aprovecho un descuido para, ziummmm, pasarla a la redecilla pulpo que, sobre su transportin, aprisionaba la mochila y esterilla, con el pretexto de necesitarla para buscar un hostal en Kuta, Bali, donde pasar los cuatro ultimos dias de vacaciones. Poco sabia yo, el, y la mismisima Lonely que sus horas a nuestro lado podian estar contadas.
Con gran sigilo y elegancia extremos, en un abrir y cerrar de paginas, la criatura fue abandonada en uno de los numerososo hostales, hoteles, pensiones y demas engendros similares que tuvimos a bien, y a mal, recorrrer antes de asentarnos, de dar el "Si, quiero".
Pero toda persona tiene corazon -por mucho que algunas se nieguen a reconocerlo y muchas, incluso, a tener conciencia de el- y un campeon no deja de ser tambien, y sobre todo, una persona. De esta manera, en algun lugar de ese recoveco magico donde deseos y miedos se sientan a desayunar a la misma mesa, sono una vocecilla de compasion y Hermes no pudo por menos de escucharla. Guiado por ella a traves del intrincado laberinto de callecitas y callejones kutenses, recogio a la triste abandonada que, sana y salva, pero con un profundo trauma -quizas incurable- por la experiencia vivida, volvio al seno de este hogar donde el ronroneo de las motos anuncia el nacer del nuevo dia y la promesa de nubes azules se escabulle entre tejados pagoda y tablas de surf dormidas.
En la noche del 9 de agosto de 2012, Hermes, el antanio conocido como Principe de las Moscas, desafiando todo pronostico, con cara compungida y alforjas desangradas, revueltas, descuartizadas una y otra vez, tendidas sus visceras sin vida ya sobre la cama del hostal, anuncio su nueva proeza: habia vuelto a perder la Lonely Planet. Como lo oyen. La misma que habia comprado en Yakarta -tras remover no Roma con Santiago sino Bali con Sumatra para encontrarla- y que sustituia a la abandonada en el avion que nos trajo a Indonesia (comprada por su hermana en Mexico y llevada posteriormente a Espania).
Habiendo tenido a buen recaudo la segunda Lonely con ojos vigilantes y manos cautas, durante todo el mes, en una de mis alforjas delanteras, el rapido P. de las M. aprovecho un descuido para, ziummmm, pasarla a la redecilla pulpo que, sobre su transportin, aprisionaba la mochila y esterilla, con el pretexto de necesitarla para buscar un hostal en Kuta, Bali, donde pasar los cuatro ultimos dias de vacaciones. Poco sabia yo, el, y la mismisima Lonely que sus horas a nuestro lado podian estar contadas.
Con gran sigilo y elegancia extremos, en un abrir y cerrar de paginas, la criatura fue abandonada en uno de los numerososo hostales, hoteles, pensiones y demas engendros similares que tuvimos a bien, y a mal, recorrrer antes de asentarnos, de dar el "Si, quiero".
Pero toda persona tiene corazon -por mucho que algunas se nieguen a reconocerlo y muchas, incluso, a tener conciencia de el- y un campeon no deja de ser tambien, y sobre todo, una persona. De esta manera, en algun lugar de ese recoveco magico donde deseos y miedos se sientan a desayunar a la misma mesa, sono una vocecilla de compasion y Hermes no pudo por menos de escucharla. Guiado por ella a traves del intrincado laberinto de callecitas y callejones kutenses, recogio a la triste abandonada que, sana y salva, pero con un profundo trauma -quizas incurable- por la experiencia vivida, volvio al seno de este hogar donde el ronroneo de las motos anuncia el nacer del nuevo dia y la promesa de nubes azules se escabulle entre tejados pagoda y tablas de surf dormidas.
jueves, 9 de agosto de 2012
Where do you go?
me pregunta el chico de gafas de sol, cabello corto, cuando ve como estamos preparandonos para salir.
- To the volcanos- le contesto.
-Oh, my God! - exclama.
- Oh, your God! - sentencio.
Nos habiamos levantado a las 5:30 de la maniana para ver los delfines. Tras regresar de la excursion, y desayunar, nos ibamos a lanzar a la aventura de subir a algunas de las cimas mas elevadas de Bali, dos volcanes a cuyos pies se extienden tres lagos. Me daban ganas de donar mis alforjas y pedalear en baniador, con la tarjeta de credito entre los dientes, para evitar cualquier gramo que pudiese incrementar el sufrimiento seguro que nos esperaba a la vuelta del mapa, ese mapa que indicaba como, en apenas unos centimetros, apretujadas, se observaban varias curvas de nivel, de 25 metros cada una, lo cual significaba que aquello iba a doler de lo lindo, pues teniamos como referencia la carretera que nos condujo a Amed donde, mas que cuestas, nos encontramos con rampas de lanzamiento de cohetes, casi verticales, que supusieron un sobreesfuerzo descomunal.
La travesia se desarrollaba con calma, pero con una calma ominosa, pesada, que vaticinaba grandes torturas. Junto a mi lado, ademas de la sombra proyectada sobre el asfalto por el sol a mis espaldas, habia otra, la del miedo, que levitaba en silencio, mirandome de soslayo. La creada por cierto temor que se habia aposentado lentamente, cual ave negra, con garras puntiagudas, sobre los hombros de mi conciencia desde que, tras esas pendientes tan exigentes, comence a sentir una presion rara, molesta, en el pecho. Di por supuesto que se debia a que, como tenia que "escalar" sobre la bici (pedalear de pie, apoyando todo mi peso en el manillar), esto habia producido una sobrecarga en mis musculos pectorales y de ahi ese cosquilleo inquietante.Pero esa explicacion no me dejo del todo satisfecho. Era como buscar argumentos sensatos, suaves, a un hecho que por producirse en la zona del corazon suscitaba mayores inquietudes.
Llegando a Munduk, cuando ya la carretera llevaba muchos kilometros enseniandonos los dientes -y yo empezaba ya a sentirme mal- me tope con una familia de franceses que van a estar un anio en bicicleta por Indonesia, Laos, Nueva Zelanda, EE.UU., etc. Dos tandems, un carrito, padre, madre y tres ninios, nada menos. Ese era el coctail verde, rojo, brillante, como sus ropas, alforjas, sonrisas y bicicletas, que me encontre en mitad de una montania indonesia.
Tras despedirme de ellos, continue subiendo pero, a medida que el grado de inclinacion iba volviendose mas sadico, mi corazon daba claras seniales de imposibilidad. Y lo supe, de igual modo al que dicen les ocurre a los enamorados cuando se ven por primera vez, que lo saben, pues yo supe que no iba a poder subir esas cuestas. No porque no tuviera condicion fisica o animos -como me sucedio en Peru-, sino porque me era del todo imposible mantener semejante esfuerzo mucho tiempo sin que algo malo me ocurriese. Mi corazon, como el de Heinrich de los Hermanos Grimm, tenia varios aros de acero alrededor que le impedian abrirse adecuadamente para satisfacer la demanda del oxigeno requerido. Mis piernas, rabiosas, gritaron que les dejara a ellas, que se encargarian de todo. La sombra se sento, con las piernas cruzadas, sobre las ramas de un arbol, en silencio, observandome, el viento agitaba sus ropajes negros. Hice caso a mis piernas y continue. La sombra regreso a mi lado. Yo sudaba a mares y el cosquilleo que revoloteaba en mi pecho comenzo a clavarme sus alas con espinas. Me pare y la sombra, detras de mi, tambien lo hizo. Intente escuchar su respiracion, pero ningun sonido provenia de ella. Decidi que no tenia sentido continuar y que, esta vez, debia cambiar mi objetivo cicloturista: en lugar de exigirme el teson para coronar puerto, era preciso tirar de sentido comun y obtener el descafeinado premio otorgado por la sensatez de haber escuchado, conocido y respetado mis limites.
Tras decirle a Hermes lo que me estaba ocurriendo, decidimos darnos un respiro (literalmente) viendo, que suerte!, una cascada que habia a apenas 500 metros del lugar en que habiamos parado. De camino a ella, no dejaba de bostezar, y recorde que el bostezo es un medio a traves del cual el cerebro se oxigena, lo cual me daba pistas sobre mi estado fisico. A medida que andaba, sentia mareos y el estomago ligeramente revuelto. Me parecio que la sombra se habia acercado mas a mi, que incluso sus negros ropajes rozaban mi espalda. He de reconocer que en ese momento me asuste un poco. Luego, ante la posibilidad, remota, si, de que esto fuese algo serio y que acabase dramaticamente (la vena poetica produce estas reflexiones), me dije que, al fin y al cabo, despedirse del mundo estando montando en bicicleta, al lado de un amigo, y en un lugar tan maravilloso, no era tan mala opcion si se miraba atentamente.
Luego pense en mi familia, mis amigos de allende los mares, y senti que mejor lo dejaba para mas adelante. La sombra se recosto sobre una palmera datilera, me miro dubitativa y se agacho a remojarse un tanto ese rostro sin forma ni fondo que esconde su capuchon, luego, me parecio que se escabullia entre la maleza, como absorvida por el mismo aire.
Decidi parar un transporte y esperar al pobre Principe de las Moscas arriba. Asi lo hicimos. Un camionaco se encargo de hacer las delicias de este pobre cicloturista sensato que vio como las cuestas que aun estaban por venir eran tan temibles y terribles como las habia imaginado, y me alegre infinito de haber tomado esa decision.
Ya arriba, con las vistas de dos de los lagos a mis pies, espere a mi pobre amigo que llego algun tiempo despues sudoroso, descompuesto. Habia superado una proeza digna de las mejores cronicas que muchos trovadores deberian narrar por los siglos de los siglos.
El sol se marchaba ya, cansado de esperarnos, y un frio intenso empezaba a corretear por entre los radios de nuestras bicicletas. Nos pusimos algo de abrigo, nos abrazamos y posamos para la posteridad. Dos hombres y un destino: ser.
Ser quienquiera que uno sea.
Y disfrutarlo.
- To the volcanos- le contesto.
-Oh, my God! - exclama.
- Oh, your God! - sentencio.
Nos habiamos levantado a las 5:30 de la maniana para ver los delfines. Tras regresar de la excursion, y desayunar, nos ibamos a lanzar a la aventura de subir a algunas de las cimas mas elevadas de Bali, dos volcanes a cuyos pies se extienden tres lagos. Me daban ganas de donar mis alforjas y pedalear en baniador, con la tarjeta de credito entre los dientes, para evitar cualquier gramo que pudiese incrementar el sufrimiento seguro que nos esperaba a la vuelta del mapa, ese mapa que indicaba como, en apenas unos centimetros, apretujadas, se observaban varias curvas de nivel, de 25 metros cada una, lo cual significaba que aquello iba a doler de lo lindo, pues teniamos como referencia la carretera que nos condujo a Amed donde, mas que cuestas, nos encontramos con rampas de lanzamiento de cohetes, casi verticales, que supusieron un sobreesfuerzo descomunal.
La travesia se desarrollaba con calma, pero con una calma ominosa, pesada, que vaticinaba grandes torturas. Junto a mi lado, ademas de la sombra proyectada sobre el asfalto por el sol a mis espaldas, habia otra, la del miedo, que levitaba en silencio, mirandome de soslayo. La creada por cierto temor que se habia aposentado lentamente, cual ave negra, con garras puntiagudas, sobre los hombros de mi conciencia desde que, tras esas pendientes tan exigentes, comence a sentir una presion rara, molesta, en el pecho. Di por supuesto que se debia a que, como tenia que "escalar" sobre la bici (pedalear de pie, apoyando todo mi peso en el manillar), esto habia producido una sobrecarga en mis musculos pectorales y de ahi ese cosquilleo inquietante.Pero esa explicacion no me dejo del todo satisfecho. Era como buscar argumentos sensatos, suaves, a un hecho que por producirse en la zona del corazon suscitaba mayores inquietudes.
Llegando a Munduk, cuando ya la carretera llevaba muchos kilometros enseniandonos los dientes -y yo empezaba ya a sentirme mal- me tope con una familia de franceses que van a estar un anio en bicicleta por Indonesia, Laos, Nueva Zelanda, EE.UU., etc. Dos tandems, un carrito, padre, madre y tres ninios, nada menos. Ese era el coctail verde, rojo, brillante, como sus ropas, alforjas, sonrisas y bicicletas, que me encontre en mitad de una montania indonesia.
Tras despedirme de ellos, continue subiendo pero, a medida que el grado de inclinacion iba volviendose mas sadico, mi corazon daba claras seniales de imposibilidad. Y lo supe, de igual modo al que dicen les ocurre a los enamorados cuando se ven por primera vez, que lo saben, pues yo supe que no iba a poder subir esas cuestas. No porque no tuviera condicion fisica o animos -como me sucedio en Peru-, sino porque me era del todo imposible mantener semejante esfuerzo mucho tiempo sin que algo malo me ocurriese. Mi corazon, como el de Heinrich de los Hermanos Grimm, tenia varios aros de acero alrededor que le impedian abrirse adecuadamente para satisfacer la demanda del oxigeno requerido. Mis piernas, rabiosas, gritaron que les dejara a ellas, que se encargarian de todo. La sombra se sento, con las piernas cruzadas, sobre las ramas de un arbol, en silencio, observandome, el viento agitaba sus ropajes negros. Hice caso a mis piernas y continue. La sombra regreso a mi lado. Yo sudaba a mares y el cosquilleo que revoloteaba en mi pecho comenzo a clavarme sus alas con espinas. Me pare y la sombra, detras de mi, tambien lo hizo. Intente escuchar su respiracion, pero ningun sonido provenia de ella. Decidi que no tenia sentido continuar y que, esta vez, debia cambiar mi objetivo cicloturista: en lugar de exigirme el teson para coronar puerto, era preciso tirar de sentido comun y obtener el descafeinado premio otorgado por la sensatez de haber escuchado, conocido y respetado mis limites.
Tras decirle a Hermes lo que me estaba ocurriendo, decidimos darnos un respiro (literalmente) viendo, que suerte!, una cascada que habia a apenas 500 metros del lugar en que habiamos parado. De camino a ella, no dejaba de bostezar, y recorde que el bostezo es un medio a traves del cual el cerebro se oxigena, lo cual me daba pistas sobre mi estado fisico. A medida que andaba, sentia mareos y el estomago ligeramente revuelto. Me parecio que la sombra se habia acercado mas a mi, que incluso sus negros ropajes rozaban mi espalda. He de reconocer que en ese momento me asuste un poco. Luego, ante la posibilidad, remota, si, de que esto fuese algo serio y que acabase dramaticamente (la vena poetica produce estas reflexiones), me dije que, al fin y al cabo, despedirse del mundo estando montando en bicicleta, al lado de un amigo, y en un lugar tan maravilloso, no era tan mala opcion si se miraba atentamente.
Luego pense en mi familia, mis amigos de allende los mares, y senti que mejor lo dejaba para mas adelante. La sombra se recosto sobre una palmera datilera, me miro dubitativa y se agacho a remojarse un tanto ese rostro sin forma ni fondo que esconde su capuchon, luego, me parecio que se escabullia entre la maleza, como absorvida por el mismo aire.
Decidi parar un transporte y esperar al pobre Principe de las Moscas arriba. Asi lo hicimos. Un camionaco se encargo de hacer las delicias de este pobre cicloturista sensato que vio como las cuestas que aun estaban por venir eran tan temibles y terribles como las habia imaginado, y me alegre infinito de haber tomado esa decision.
Ya arriba, con las vistas de dos de los lagos a mis pies, espere a mi pobre amigo que llego algun tiempo despues sudoroso, descompuesto. Habia superado una proeza digna de las mejores cronicas que muchos trovadores deberian narrar por los siglos de los siglos.
El sol se marchaba ya, cansado de esperarnos, y un frio intenso empezaba a corretear por entre los radios de nuestras bicicletas. Nos pusimos algo de abrigo, nos abrazamos y posamos para la posteridad. Dos hombres y un destino: ser.
Ser quienquiera que uno sea.
Y disfrutarlo.
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