Escala en Qatar. Me interno en el cuarto de fumadores del aeropuerto de Doha, esperando nueve horas para el vuelo hacia Yakarta. Es un reducto s'ordido para ocultar a un nuevo tipo de leprosos. Hacinados, sin ventilaci'on, el mundo trata de escondernos porque no pegamos con la imagen de ese nuevo mundo "sano", pero no pueden eliminarnos, generamos dinero y problemas. Vaya paradoja. Inhalamos mutuamente nuestro oprobio en nubes grises y apartados del mundo. Entre tanto humo no se le distingue el rostro a nadie. Parece que estamos enganchados a nuestra maldici'on voluntaria. Estamos infectados sin remedio.
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