hasta el siglo XIX. Ahora, las antiguas danzas en las que descuartizaban un bufalo, se han convertido en atracciones para los tuirstas, y no me parece mal. El bufalo pace tranquilo, atado a un arbol en la explanada que hace las veces de escenario, mientras gallo, gallinas y polluelos comen avidos los granos que una de las bailarinas ha lanzado al suelo, mientras que los artistas representas la funcion. Peronas, aves y mamifero juntos, ofreciendo a un grupo de rubitos y rubitas, gafudos y multicamaravideados, una serie de rituales en los que daban las gracias a Dios, se pretendia a una chica o se simulaba una lucha encarnizada entre el Bien y el Mal. Sobre los bailarines, enel balconcillo de una casa tipica batak, la orquesta marca un ritmo repetitivo, hipnotico, acompaniado de un agudo clarinete que construye y destruye una melodia a partes iguales.
Los batak se comian a sus enemigos, o a aquellos que, tras ser juzgados, se les consideraba culpables de algun delito a la comunidad. Ahora sonrien alegres cuando les compras la entrada para ver su museo y danzas tradicionales -50.000 rupias, aproximadamente 4 euros y medio, un pastizal aqui- y mas aun cuando, tras finalizar dicho espectaculo, se ponen en hilera gritando "Horas!" (Bienvenidos!) cada vez que uno de los blanquitos de pantalon corto y botas de trekking les echa un billetito en la cesta de mimbre que tienen delante. Se me ocurrio luego, cuando estabamos pedaleando, que quizas en un futuro no muy lejano, y dado que Indonesia es uno de los paises emergentes, economicamente hablando, y Espania uno de los que van a pique, que seran ellos, los indonesios, los que acudan a nuestra Espania profunda a visitar los castillos, la Mancha y demas lindeces en un futuro no muy lejano. En un chiringuito de la Plaza Mayor, vestidos de andaluces Hermes, Joseba, Juanfe y compania, (yo, como podeis imaginar, ire de chulapo), tambien nos pondremos en hilera, brazos en jarras, gritando "Ole!" cada vez que uno de estos asiaticos sonrientes se acerque al sombrerillo cordobes a depositar un billete de nuestro fracturado y humillado euro.
Ni el Islam ni la presion de otras etnias de Sumatra pudo doblegar a los batak, cambiar sus creencias religiosas, tuvo que ser un misionero holandes quien se llevara el gato al agua. 1 a 0 a favor de la Iglesia Protestante. Ahora la region -sobre todo la peninsula de Samosir- esta repleta de multitud de iglesias y monumentos funerarios batak, fusionados de tan peculiar forma que les equilibra a ambos -esteticamente hablando- y que sorprende a aquellos que, como yo, estamos acostumbrados a ver las lineas y estilos "puros" de nuestras arquitecturas religiosas europeas.
La peninsula de Samosir -porque lo es, dado que tiene istmo, a pesar de que la denominen isla en los mapas y guias turisticas-, se encuentra ubicada en el interior del lago Toba, el mayor del sudeste asiatico. Cogida por un dedito de tierra a la isla -esta si- de Sumatra, evoca por su configuracion la frustrada vision impactantemente poetica de ser una isla dentro de una isla en un archipielago de casi 18.000 islas.
Las tipicas casas batak asemejan galeones espanioles -bueno, aqui, para ser fieles a la Historia, portugueses- dados la vuelta. Si algun dia Samosir quisiera soltarse de la mano de su mama Sumatra, y flotase a su antojo, a la deriva, por el lago Toba, las viviendas batak podrian hacer las veces de inmensos navios con feroces e indomitos guerreros batak gruniendo y enseniando los dientes al resto de habitantes de las orillas del lago que, sin senaliarles con el dedo de la mano (aqui es de mala educacion), lo harian con el pie, siendo conscientes de la hambruna largo tiempo acumulada de esos peculiares navegantes. Y puede que un dia, agitada por alguna tormenta juguetona, Samosir, convertida en isla, ahora si, se escaparia del lago Toba a traves del canal que, para tal efecto, habrian construido sus vecinos, apiadados de los pobres famelicos guerreros batak. Y ya libres, navegando por el Oceano Indico y el Mar de la China, empezarian a comerse islas, nubes, palmeras y piedras. Insaciables, los galeones seguirian su periplo arribando las costas de la India, donde devorarian, con sus dientes chiquitos y afilados como puntas de nacar, toda la pobreza, miseria, basura y sistema de castas. No satisfechos aun, continuarian su travesia deglutiendo las enfermedades y hambrunas africanas, pero su apetito, mayor aun, no saciado jamas, precisaria de seguir buscando nuevos alimentos que ingerir. Y asi, atravesando el Atlantico, remontando grandes rios y atacando multiples costas, sembrarian el panico en las mas importantes ciudades estadounidenses, donde se comerian -sin la minima consideracion- todas las grandes bolsas mercantiles y sistemas financieros. Riendo aun, asomados a los balcones bellamente ornamentados de sus naves vivienda, al ritmo de una contagiosa percusion, bailandola con pasos cortos sobre las cubiertas de sus galeones, se dirigirian hacia Inglaterra, Portugal, Espania, Francia e Italia, navegarian los rios mas caudalosos -tal y como hicieran en su dia los pueblos vikingos- creando grandes estragos en los bancos de avaricia, egoismo, acumulacion excesiva, indiferencia e insensibilidad europeos.
Habiendo saqueado el planeta entero, y no habiendose aun satisfecho su hambre, no le quedaria a esta mas remedio que comerse a si misma para poder saciarse. Y de esta manera, el pueblo guerrero podria regresar, ya tranquilo, de nuevo, a su maravilloso lago Toba, en Sumatra (donde los pececitos se posan sobre tus pies cuando te quedas de pie, inmovil, en la orilla).
Mama Sumatra, sin poder ocultar su orgullo, extenderia sus dedos de tierra, palmeras cocoteras y canias de bambu a su hija Samosir, que los estrecharia con dulzura y muchisimo suenio. Se asentaria, de nuevo, en el lecho del inmenso lago para, despacito muy despacito, cerrar los ojos y descansar del largo viaje, arrullada por el suave ronroneo del magma de sus volcanes circundantes.
Precioso.
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