domingo, 15 de julio de 2012
Sales minerales?
"No puedo, estoy castigado". Recuerdo el chiste y sonrio. Las sales minerales de mi cuerpo lo estan abandonando apresuradamente. El potasio, magnesio y demas companieros, convertidos en diminutos cristales brillantes, afloran de mi piel y caen contra el asfalto, haciendose anicos, de esta carretera que va direccion a Berastagi, en el norte de Sumatra. Nos dirigimos al Lago Toba, y estamos ascendiendo el primero de los puertos. El lago, el mas grande de Indonesia, se encuentra rodeado de volcanes y, en el centro, tiene una isla que queremos pedalear. Pero ahora nos toca sudar la gota gorda, la delgada, la atletica y cualquier otra que pueda emerger bajo el embrujo de esta humedad del 90% que empapa nuestros rizos. El cielo se ha derretido en agua cada uno de los tres ultimos dias, menos mal que estamos en temporada seca...
El sudor hace que me escuezan un poco los picotazos de los brazos. "Seran de arania?", me pregunto. Lo cierto es que habia bastantes anoche, en el ultimo lugar donde dormimos, acunados por el ronroneo de un maravilloso rio.
"Carretera o carretera?" Esas son las diferentes posibilidades que tenemos. Va a ser carretera, me digo, dado que la profusion e impenetrabilidad de la selva que se expande a ambos lados es tal que alli es noche donde aqui, en la carretera, es dia, y no se ve camino alternativo alguno. Un mundo vegetal apretujado no deja ver mas alternativa que esta que utilizamos, todos, para ir de un punto a otro de la isla. El sonido atronador de todo tipo de vehiculos de cinco, seis, siete, nueve... puertas impide escuchar el de la selva. Cuando eso sucede, cuando por fin durante unos segundos -cuatro, como mucho-, no pasa ningun coche, autocar, moto, motocarro, monovolumen, estereovolumen, minivan, macrovan, multivan, dequevan... decia que cuando eso ocurre es cuando, por fin, escuchas la voz de la selva. Un penetrante chirriar de insectos, un alborotado piar de aves que nunca has escuchado, lianas que se agitan... Y el olor… el olor de la selva, dulce, penetrante… que tampoco dura mucho. Enseguida el tufo de los tubos de escape o la acida putrefaccion de los vertederos de basura que aparecen en algunas de las curvas.
Luego, en lo alto del puerto, ante la mirada atonita de los que alli se encuentran tomando te y mazorcas de maiz, al vernos pedalear tranquilamente bajo la lluvia tropical, emergiendo de las copas, esa vaharada blanquecina de humedad, la exhalacion de la Naturaleza...
Un nuevo pinchazo en la bici de Hermes, la segunda en el dia.
Algunos kilometros mas tarde, le tocara a Walkyria hacerse notar: la horquilla delantera tiene holgura... Claro, es normal, despues de varios dias confinadas en sus cajas de carton, noches sin luna, necesitan mimos y atencion...
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SARA NO SOPORTARIA LAS ARAÑAS ,COMO TE HAN COMIDO ÑAM, ÑAM QUE RICO......BESOS
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